Por qué leer

Con frecuencia oigo o leo en redes sociales sobre lo importante que es leer. Te ponen como ejemplo a figuras de la actualidad y de la historia que eran ávidos lectores, o te mencionan citas célebres al respecto, pero todos conocemos también a alguien que a pesar de lo mucho que lee, es un completo imbécil. Esto me ha llevado a pensar sobre el hábito de lectura en sí, buenos motivos para leer y algunos peligros. Soy consciente de que existen mil motivos y riesgos más de los que recojo, pero estos son los motivos que me llevan a leer y los riesgos que conozco por experiencia.

El primer motivo por el que leer lo conocemos todos: leer para distraerse, desconectar o entretenerse. Un buen libro te bendice con horas de evasión activa. Exploras su contenido y te provoca a reflexionar más o menos, pero el entretenimiento te lo llevas.

Nuestra concepción de la lectura y los hábitos que formamos están demasiado influenciados por la narrativa y la novela. Esta influencia hace que, para muchas personas, este primer motivo para leer sea también el único, limitando en gran medida lo que puede extraer de la lectura.

El segundo gran motivo es la curiosidad y el aprendizaje. Leer sobre un tema, el que sea, te enseña una barbaridad. Además es tanto o más entretenido que leer una novela. La emoción aquí no viene de seguir la trama, sino de releer un párrafo y comprender por primera vez una idea completamente nueva. Otra grandísima ventaja es que te enseña que no tienes ni idea de otras tantísimas cosas, por lo que las posibilidades de aprendizaje son ilimitadas. Empiezas un libro sobre desarrollo profesional y acabas curioseando mitología, es totalmente impredecible.

El tercero más que un motivo es un beneficio de leer, o mejor dicho de leer con frecuencia (a diario o casi a diario), y es que leer te ordena. Intento leer entre 15 y 30 minutos cuando me levanto y antes de dormir. Empezar y terminar el día con un libro para mi funciona como un calentamiento, y además evita que esté a merced del móvil. Las épocas en las que más he leído han tenido en común una cierta rutina, y lo mismo funciona a la inversa, imponerme la lectura como rutina me ha ayudado a poner fin a periodos en los que he estado más perdido.

Aún con todo lo positivo que he comentado, también me he encontrado y experimentado algunos aspectos potencialmente negativos, bien por que han afectado a otros aspectos de mi vida o por que han afectado al propio hábito de leer.

El primer riesgo es la falsa sensación de progreso. Esto es bastante específico de la lectura como aprendizaje. Pese a lo mucho que se lanza la frase, ningún libro te va a cambiar la vida, vas tener que ser tu quien lo haga. Dicho así suena como una obviedad, pero no lo es. Leer te hace sentir productivo, te hace sentir ordenado, te hace sentir sabio, incluso antes de ser ninguna de esas cosas, y es más fácil que hacer lo necesario para serlo. Por no hablar de que la falta de contacto con la realidad te puede volver arrogante, cuando sólo has leído al respecto.

Imagínate a alguien que quiere montar su propia empresa. Leer libros sobre negocios o marketing no va a convertirlo en empresario, pero es más fácil que enfrentarse al reto de emprender, y le permite engañarse y decirse que está aprendiendo lo necesario para algún día hacerlo. La lectura nunca es sustituto de la acción.

El segundo riesgo es el de leer sólo por productividad. Aquí entiendo leer por productividad toda lectura motivada directamente por el desarrollo en un campo concreto. Es la cara opuesta a leer solo por entretenimiento, pero el resultado es el mismo: te limita y acabas perdiendo oportunidades de explorar temas e historias que podrían cautivarte. Es muy fácil pasar de un extremo al otro, pero en la moderación está la virtud, y no hay que ponerse límites innecesariamente: si te interesa un libro, lo lees.

El tercer riesgo que he encontrado (creo que es bastante común) es el de pensar que no terminar un libro es un fracaso. Este sentimiento está relacionado con la cultura del esfuerzo, y es una pérdida terrible. El coste de oportunidad es altísimo, y puede hacer que dejes de leer. En el mejor de los casos, terminar un libro que te cuesta puede demostrar determinación y perseverancia, pero eso no hace la experiencia más valiosa. En el peor de los casos, te empeñas pero no terminas el libro, dejas de leer y te sientes culpable. Ningún libro en particular es más valioso que el hábito de leer. Lo que quiero decir con esto es que leer un libro no tiene por que suponer siempre empezar por la primera página y acabar por la última, puedes leer solo un fragmento, saltar una parte o abandonarlo por completo, y ninguna forma de leerlo es más valiosa que la otra. Otro beneficio de no tener que terminar cada libro que empiezas, es que no tienes tanto miedo a equivocarte y eliges libros que se salen de lo que acostumbras a leer.

En resumen, leer es genial como entretenimiento, para aprender o por que pone orden en tu vida. Sin embargo, lo que lees nunca es sustituto de lo que haces, no dejes de leer un libro por que solo es entretenimiento o por que suene a trabajo, y no tengas miedo de leer solo un trozo, saltarte otro o de abandonarlo si se te hace infumable.